Soñé que tenía una entrevista con Dios…
Como periodista recién graduado, decidí realizar una gran entrevista, si una
gran pero gran entrevista alguien muy mencionado, de un talante genial, con
gran poder, sabiduría y bondad…alguien asi seria como Dios….y mi deseo fue
concedido, entre el sueño y la realidad fuì invitado permitiéndoseme una
reunión con Dios.
-Pasa,
me dijo Dios. ¿Así que quieres entrevistarme?
“Si
tienes tiempo,” le dije.
Dios sonrió: “Mi tiempo es eterno, ¿qué
quieres preguntarme?”
“Ninguna nueva, ni difícil para Ti,” le
respondí. “¿Qué es lo que más te sorprende de la humanidad?”
Me contestó:
“Que tienen prisa por crecer, y tan
pronto crecen quieren ser niños de nuevo.
Pierden su salud para hacer dinero y
luego deben usar su dinero para recobrar la salud.
Que por pensar ansiosamente en el
futuro, descuidan su presente, con lo que no viven el presente ni el futuro.
Que viven como si no fueran a morirse, y
se mueren como si no hubieran vivido...”
Las manos de Dios tomaron las mías y
estuvimos en silencio por un rato y entonces le pregunté...
“¿Me dejas hacerte otra pregunta?”
No me respondió con palabras, sino sólo
con Su tierna mirada.
“Padre, dime, ¿qué lecciones deseas que
como Tu hijo yo aprenda?”
Dios me respondió con una sonrisa:
“Que aprendas que no puedes hacer que
todos te amen y lo que sí puedes hacer es amar a los demás.
Que aprendas que lleva años construir
una confianza y sólo segundos destruirla.
Que lo más valioso no es lo que tienes
en tu vida, sino a quién tienes en tu vida.
Que aprendas que no es bueno compararte
con los demás, pues siempre habrá alguien mejor o peor.
Que aprendas que una persona rica no es
la que tiene más, sino la que necesita menos.
Que aprendas que debes controlar tus actitudes,
o tus actitudes te controlarán cada vez.
Que aprendas que únicamente toma unos
segundos herir profundamente a una persona que amas, y que puede tomar muchos
años cicatrizar la herida.
Que perdonar se aprende perdonando.
Que aprendas que hay personas que te
aman entrañablemente, pero que muchas veces no saben cómo expresarlo.
Que aprendas que el dinero lo compra
todo menos la felicidad y que si primero eres feliz, será más fácil que tengas
dinero.
Que tanto los pobres como los ricos
pueden ser buenos o malos, sin importar el dinero que tengan o que no tengan.
Que a veces tienes derecho a sentir
molestia, pero eso no te da derecho a molestar a quienes te rodean.
Que los grandes sueños requieren tanto
de grandes alas, como de un tren de aterrizaje para lograrlos.
Que los amigos de verdad son tan
escasos, que cuando encuentras uno, has encontrado un verdadero tesoro.
Que aprendas que dos personas pueden
mirar la misma cosa y las dos percibir algo diferente.
Que aprendas que eres dueño de lo que
callas y esclavo de lo que dices.
Que lo que siembras, cosechas: si
siembras chismes, cosecharás intrigas; si siembras amor, cosecharás felicidad.
Que aprendas que la verdadera felicidad
no es lograr lo que no tienes, sino aprender a disfrutar de lo que tienes
mientras buscas mejorar.
Que aprendas que la felicidad no es
cuestión de suerte, sino producto de tus decisiones: Decide ser feliz con lo
que eres y tienes, o muere de envidia y celos por lo que no eres o te falta.
Que sin importar las consecuencias,
quienes son honestos consigo mismos llegan lejos en la vida.
Que a pesar que pienses que no tienes
nada más que dar, cuando un amigo llora contigo, encuentras la fortaleza para
vencer tus dolores.
Que retener a la fuerza a las personas
que amas, les aleja más rápidamente de ti; y al dejarlas ir, las dejas para
siempre a tu lado.
Que nunca harás nada tan grande para que
Yo te ame más, ni nada tan malo para que deje de amarte mucho; simplemente te
amo a pesar de cómo eres.
Que aprendas que la distancia más lejos
que puedes estar de mi es la de una simple oración.
Que perdonar a los demás no es fácil,
que no siempre es suficiente ser perdonado por otros y que perdonarte a tí
mismo es el primer paso...”
“Gracias por tu tiempo,” le dije. “¿Hay
algo más que quieras que aprenda?”
Dios sonrió, y me contestó:
“Que
sepas que Yo estoy aquí para todos... Siempre...”
Anónimo
Adaptado por Historias de mi Viejo
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