Se trata de un personaje que vivió en épocas
pretéritas en diferentes pueblos. Era un enigmático hombre que vestía de negro
y se ponía un gran sombrero del mismo color, montaba un brioso caballo también
negro que se confundía con la noche, no hablaba con nadie y a nadie le hacía
daño; aparecía y desaparecía como por encanto.
El anciano
se le encontraba en las orillas del camino y aunque ya murió, la gente sigue
sintiendo su presencia. Físicamente se le describe como un hombre maduro, con
un sombrero grande, bien vestido, de rostro sombrío y en actitud de observación
permanente. Las personas que lo han visto aseguran que lo acompañan dos enormes
perros negros cogidos por gruesas cadenas.
Los trasnochadores que lo han visto o a quienes
se les ha presentado, dicen ver la figura que les sale al camino, los hace
correr y les va gritando "SI TE ALCANZO TE LO PONGO", siempre
persigue a los borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y los
jugadores tramposos y empedernidos. Aprovecha los sitios solitarios. En noches
de luna es fácil confundirlo con las sombras que proyectan las ramas y los
arbustos. Llega siempre de noche a todo galope, acompañado de un fuerte viento
helado y desaparece rápidamente.
Por el suroeste antioqueño ( en Colombia
), lo mencionan también como "El Jinete sin Zamarros", y se le
describe con ligeras variantes. Le atribuyen distintas formas de presentación,
la más frecuente de las cuales
es la de un hombre alto y corpulento,
enlutado, que termina en una calavera, ornada con un negro sombrero de anchas
alas.
Angélica García